Hace tiempo que no consumes esa sustancia que durante muchos
años te ha absorbido hasta tal punto de no tener control. Te encuentras bien,
has cambiado de hábitos, con tu pareja no discutes, ya no hay mentiras…
Un día, sin saber muy bien porqué, cambias de dirección para
ir a casa, y te encuentras un antiguo amigo de los que antes te juntabas
siempre. Ese día, te sientes muy enfadado porque tu jefe te está dando
problemas. Y sin darte cuenta van pasando las horas, y tu colega te invita a
una raya. Tú al principio de niegas, pero llevas horas ahí, charlando,
desahogándote, empiezan a aparecer antiguos recuerdos de lo bien que te iba
hacerte esa raya y aparece un pensamiento del tipo “Por una no pasa nada”.
¿Qué sucede el día siguiente? ¿Qué piensa esta persona frente
a su conducta?
Una recaída puede empezar con Decisiones Aparentemente
Irrelevantes, de manera que sin darnos cuenta te encuentras frente a una
situación de alto riesgo, que representa una amenaza para tu sensación de
autocontrol. En el caso del personaje anterior empieza por un cambio de
dirección.
La ausencia de respuestas de afrontamiento como la capacidad
de decir no, la inhibición de las respuestas necesarias a causa de niveles
intensos de miedo y ansiedad, una situación que no se perciba como arriesgada y
un proceso de cambio que se ha deteriorado de forma gradual pueden ayudar a que
aparezca la conducta adictiva. Estos aspectos disminuyen tanto el nivel de
autoeficacia de la persona como las expectativas de resultado de controlar con éxito
la próxima situación que implique un riesgo alto.
¿Qué pasa después de estos consumos iniciales? Marlatt señala
un denominador común en todos los procesos de recaída, el efecto EVA (Efecto de
Violación de Abstinencia), nos sirve para explicar principalmente la pérdida
de control.
El primer consumo después de un periodo de abstinencia produce
en la persona un estado emocional negativo de culpabilidad y conflicto interno
que puede ser reducido si vuelve a consumir.
El efecto EVA se caracteriza por dos elementos cognitivos:
- Un efecto de disonancia cognitiva: se refiere al impacto de observarse y compararse la conducta de consumo con la definición cognitiva de uno mismo abstemio. La conducta adictiva no encaja con la autoimagen de abstinencia que ha forjado en los últimos tiempos. Con ello, aumentan las probabilidades de recaída porque cuando era adicto al malestar emocional lo resolvías volviendo a consumir para aliviarlo
- Un efecto de atribución: la conducta adictiva se atribuye a una debilidad interna o un error personal
La persona que está bajo los efectos de EVA se caracteriza
por desarrollar sentimientos de fracaso personal, considera que todo proceso
terapéutico se ha perdido, que ha vuelto al principio, se siente decepcionado
por haber cedido a la tentación y atribuye el fracaso a errores personales,
aparecen sentimientos de ambivalencia en relación con la abstinencia y la
recaída, y siente haber defraudado a mucha gente que le quieren y le han dado
confianza. Aparecen pensamientos del tipo: “Ves, yo soy un adicto y por ello
nunca voy a cambiar”, “Todo lo que he hecho no ha servido para nada”…
Un desliz no significa que se haya fallado en el proceso, es
sólo un error de autocontrol. El error no es por debilidad personal ni por
imposibilidad de cambio. El error viene por una situación de riesgo demasiado
intensa, de sobreestimar la habilidad de afrontamiento. Las situaciones de
riesgo tanto pueden ser internas como son los estados emocionales o externas,
escenarios asociados a la conducta adictiva. Es por ello que no es catastrófico
sino que puedes aprender de ello y continuar por luchar por la abstinencia.
No lo dudes, no lo has tirado todo por la borda, pide ayuda
¡Ánimo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario