domingo, 13 de julio de 2014

ENTENDIENDO EL CRAVING



“Imagina que eres un alcohólico que está intentando abandonar el alcohol. No has bebido nada durante un mes, pero estos últimos días has estado pensando constantemente en el alcohol. Ocupa tu mente, y hace que te sea casi imposible concentrarte en nada más. Todo a tu alrededor parece recordarte lo satisfactorio y placentero que era beber. Has estado luchando con la idea de tomar una copa, pero has decidido esperar, al menos un poco más. Sin embargo hoy, después de un largo día de trabajo, te encuentras de alguna manera conduciendo cerca de tu bar favorito. No puedes evitar darte cuenta de que la puerta está abierta, casi como te estuviera llamando. Te haces a un lado, aparcas tu coche y te encuentras de pie delante de la puerta. En cuanto miras hacia dentro, todo se te hace terriblemente familiar: los taburetes del bar, el televisor parpadeando en una esquina, incluso el olor rancio del humo de cigarrillos para invitarte. Tu corazón golpea en el pecho y te sudan las manos, te das cuenta de que lo que tienes es el peor craving del mundo. Te ves atraído inevitablemente al interior del bar. No hay manera de que puedas seguir luchando, tienes que tomar esa copa” (Tiffany, 1999)

El craving es el deseo patológico e intenso por un objeto o experiencia específica. Hace referencia a una experiencia subjetiva  de ansia irrefrenable por la misma, que varía en cuanto a sus características e intensidad en diferentes personas y en la misma persona en diferentes momentos de su historia adictiva.

Requiere un área específica de intervención en su tratamiento. Es importante que aprenda a identificar, reenfocar y afrontar las vivencias del craving, para que no sea un obstáculo en su proceso de deshabituación.

Podemos diferenciar tipos de craving:

  • Craving como respuesta a los síntomas de abstinencia: incremento de la sensación de malestar interno cuando el consumo se interrumpe.
  • Craving como respuesta a la falta de placer: se relaciona con aquellas personas que buscan una mejora en su estado anímico de la forma más rápida.
  • Craving como respuesta condicionada a las señales asociadas a la sustancia: es generado de manera automática por estímulos que han sido asociados a la droga. Son las “claves ambientales”.
  • Craving como respuesta a los deseos hedónicos: el paciente desea aumentar una experiencia que le resulta placentera, como es el caso de la adicción al sexo.

El craving es una experiencia normal y no una señal de fracaso, es una oportunidad para aprender ya que estamos en un proceso de deshabituación y cambio.
Algunas personas creen que una vez iniciado, el craving seguirá aumentando indefinidamente y será cada vez más insoportable, se trata de una creencia errónea que debe ser trabajada. Imagínate una ola en el océano, el craving crece hasta alcanzar un punto máximo, aunque la sensación sea que la angustia nos mata y no termina jamás. Luego progresivamente se desvanece. Con la abstinencia poco a poco se irá debilitando.
Para poder abordar con éxito el craving tenemos que tener en cuenta tres principios básicos: reconocer, evitar y afrontar. (Carroll, 1998). Algunas técnicas que nos pueden ayudar:

  • Identificar los estímulos desencadenantes: son los disparadores del deseo. Pueden ser estímulos externos como personas o lugares y estímulos internos como pensamientos y emociones.
  • Reestructuración cognitiva: modificar una serie de creencias irracionales que las tenemos como ciertas y que nos hacen daño y nos invitan a consumir.
  • Solución de problemas: el entrenamiento de solución de problemas permiten afrontar situaciones conflictivas que se den en la vida cotidiana.
  • Técnicas de distracción: cambiar el foco atencional
  • Tarjetas “flash”: apuntar en una tarjeta las consecuencias del consumo, consecuencias positivas de la abstinencia y autoinstrucciones para su manejo
  • Entrenamiento en relajación muscular: disminuye la ansiedad
¿Te podemos ayudar?

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